martes
La cortina de la micro molestaba más que de costumbre. Luché contra ella, cerca de
cinco cuadras, pero fue imposible. Me resigné. El inútil pedazo de tela descompuso mi animo (no lo vean como un logro, suele ocurrir con facilidad). Cuando quise cambiarme de lugar, fue tarde. Un señor se sentaba a mi lado y me obligaba a estar más cerca aún, del inmundo retazo azul.
Música, necesitaba oír música, para ignorar la tonta cortina y al hombre cargado de bolsas a mi lado. Ubico los audífonos, enciendo el reproductor y suena Damien Rice con el tema principal de Closer. Es perfecto, pero no, no quiero eso, quiero oír “Radio”.
Cambio a FM y me detengo en el 91.7... Acid Bar, Rodrigo Guendelman y María Gracia Subercaseaux. Irónicamente, sonaba la “cortina“ que da inicio al programa. Ellos, tan correctos como siempre, presentan a la invitada del día, María Francisca Acevedo, recuerdo bien el nombre porque en el colegio tuve una compañera que se llamaba igual, en una de esas era ella, no sé. La dama era nada de menos que una “coordinadora de bodas” o como ella misma se presentó, una “Wedding Planner”. Su labor consiste en organizar desde la postura de argollas hasta la luna de miel, preocupada por detalles tan insólitos, como mandar en radiotaxi a los ebrios en cada celebración o acondicionar cuartos con videojuegos para los aburridos adolescentes que asisten a una boda.
Escuché durante media hora muy atenta. Era tal la cantidad de detalles que se requieren para planificar lo que algunos llaman: “el día más feliz de sus vidas”, que estuve fascinada y sorprendida escuchando.
La experta contaba que en una ocasión tuvo que organizar una petición de matrimonio muy excéntrica. Cierta pareja era fanática de la pantomima y el caballero en cuestión no era capaz de enfrentar a su novia para hacerle la gran pregunta, así que decidió contactar a la organizadora, quien llevó un mimo a la oficina de la novia, el que actuó todo el cursi proceso de petición de matrimonio, entregando finalmente el anillo, mientras la mujer no dejaba de llorar. Después de escuchar el relato anterior, comparto con María Gracia el desacuerdo de incluir a terceras personas en algo tan intimo como la petición de matrimonio, pero cada cual con sus gustos.
Pasaron los minutos y continúo sorprendiéndome con la conversación, estoy en eso cuando un mensaje de texto hace vibrar mi mochila, lo leo; es mi hermana haciendo un encargo, pero ya es tarde, voy en la micro. Me quedo con el teléfono en la mano.
El programa está por terminar y sigo atenta, ya olvidé la cortina y al señor de las bolsas, solo me distrae la risa de dos colegialas que van en el asiento trasero, pero nada quita mi atención puesta en los tres personajes sonando en mis oídos. La historia continúa y la organizadora señala que está acostumbrada a trabajar con gente de estrato social muy alto, mientras relata detalles de la obtención de los mejores proveedores para sus “eventos”, además de contar que está de moda servir bebidas energéticas en los matrimonios y así asegurar la cuerda de los invitados, durante toda la noche.
Siguen hablando y Guendelman inicia una charla: “María Francisca, si alguno de nuestros auditores te quisiera contactar, ¿cómo lo puede hacer?”. Antes que ella responda, me apuro en desbloquear el teclado de mi celular y me preparo para anotar, no consigo hacerlo rápido y me pierdo los últimos cuatro dígitos. Le piden que lo repita y logro completarlo. El programa finaliza, sigo en el teléfono, voy al menú guardar y anoto: Wedding Planner. Aún no termino de escribirlo, cuando el señor de las bolsas se pone de pie y me saca del trance. Muevo la cortina, miro por la ventana y veo pasar el anaranjado tren. Vuelvo adentro, la pantalla dice: Guardado!. Recién ahí lo noté, estuve poseída durante media hora y por segundos, un extraño impulso me hizo creer que alguna vez necesitaría ese número.
Las risas de las niñas de atrás me hacen sentir ridícula, como si lo hicieran por mí. Creo que nunca me he imaginado protagonista de una boda. Apago el reproductor, lo guardo. En la radio de la micro suena Juan Luis Guerra, ya sabrán cual tema. Cierro la cortina y me apoyo en la ventana. Dos cuadras después me bajo, sintiéndome más soltera que nunca.
Por si acaso:
María Francisca Acevedo
Wedding Planner
9-2345319